Brasil es uno de los
países con mayor extensión geográfica, no sólo del continente americano, sino
de todo el mundo; esto implica, lógicamente, que en Brasil podemos encontrar
una extensa diversidad, tanto biológica como geológica, con características
únicas en el planeta.
Así, en Brasil se interrelacionan diversas especies de
flora, fauna y formaciones geológicas con características atractivas y
esenciales que facilitan la comprensión de los complejos ecosistemas y de la
herencia natural de este maravilloso país de América del Sur.
A pesar de esto,
el geoturismo en Brasil, como en la
mayoría de los países de Latinoamérica es aún poco practicado y se encuentra
escasamente difundido; sin embargo, específicamente en Brasil, buena parte de
las actividades turísticas que se llevan a cabo ocurren en localidades o sitios
con formaciones geológicas especiales; o bien, donde los elementos geográficos
y geológicos juegan un papel esencial en el aspecto estético y sustentable de
la zona.
Esto se observa en sitios turísticos como el Pan de Azúcar, el cerro
del Corcovado, la Chapada Diamantina, Foz de Iguazú, la zona norte de Brasil,
las diversas regiones turísticas del Amazonas, entre otros atractivos que
cuentan con una importancia geológica y biológica sin igual.
En los últimos
años, se han comenzado a impulsar proyectos propios del geoturismo en Brasil, siendo uno de los países pioneros en la
región; por ejemplo, mediante la presentación didáctica, visual o auditiva, de
información que explique y dé a conocer la importancia geológica de la zona
visitada; además, se busca crear una conciencia ambiental y de responsabilidad
con las características naturales de la región. Siendo el objetivo principal la
apreciación y concientización de los turistas.
El geoturismo en Brasil, como en otros
países, se ha vinculado estrechamente con el ecoturismo; puesto que existen
actividades compartidas, como el senderismo, la escalada, equitación, natación,
entre otras.